Cuando tú te conviertes en tu propio enemigo.

Muchas son las ocasiones que he escuchado a algunas personas reconocerse como su propio enemigo. ¿Por qué alguien llega a verbalizar algo así?
Pues muy sencillo. Estamos constantemente dispuestos a criticarnos por lo que hacemos o lo que no hacemos. Sentirnos frustrados, porque claro, siempre queremos hacerlo mejor. Por lo que nos exigimos en demasía y sin contemplaciones. Sentimos constantemente emociones tan limitantes como la culpa, la ira, la vergüenza, inseguridad...Y no teniendo bastante con esto, nos castigamos y machacamos por ello.
Posiblemente la causa sea el aprendizaje social al que estamos sometidos.. Necesitamos adaptarnos a unas normas, unas creencias, una cultura, a una familia, a unos amigos, etc. Y en ese proceso, muchas veces nos perdemos a nosotros mismos.

¿Qué significa esto?
Que nos preocupa más contentar a los demás, ayudarlos, cuidarlos, protegerlos. Aunque esto suponga auto-anularme. Y sí, en un principio parece que no nos repercute ni nos cuesta trabajo, casi sentimos satisfacción por lo que hacemos. Pero cuando va pasando el tiempo, es habitual sentir el agotamiento que supone entregarlo todo a los demás, y por ende, vaciarnos sin dejar nada para nosotros.
Nos volvemos exigentes, y no entendemos cómo que yo habiendo dado tanto, no reciba, aunque sea, la mitad.
Tenemos la necesidad constante de que los demás nos acepten, nos aprueben, se sientan bien con nosotros.Y conseguir que todos sientan esto, es un trabajo que se torna bastante insostenible, además de demoledor para la persona que quiere llevarlo a cabo.
Es lógico que nos guste satisfacer a las personas que queremos, pero no cuando eso supone rechazarte a ti mismo, no seguir tus propios valores o tu propio criterio. Tú no le debes nada a nadie. Ellos a ti tampoco.
Considero que muchas personas necesitan estar pendientes de otros, porque es una forma de evitar estar consigo mismos, de mirar hacia dentro, de darse cuenta, y de entender que necesitan solventar sus propios traumas, sus problemas y su vida. Pero este proceso duele, y lo que duele muchas veces queremos bloquearlo.
Pero ni la evitación, ni el bloqueo, son las solución a los problemas. Son solo hábitos cuyo resultado a largo plazo es agrandar el conflicto.
Te necesitas.
Sentirte. Necesitas estar contigo, percibir e identificar lo que estás sintiendo.
- Escucharte. Necesitas saber qué sientes, qué piensas, qué quieres realmente hacer.
- Comprenderte. Entender lo que sientes, por qué y para qué lo sientes.
- Conocerte. Saber quién eres.
- Respetarte. Tolerar tus virtudes, tus defectos.
- Aceptarte. No quererte perfecto, la perfección no existe. Tolerarte a ti mismo. Carl Rogers nos regaló esta simple, pero maravillosa, afirmación: "La curiosa paradoja es que cuando me acepto como soy, cambio."
- Perdonarte. Si has cometido errores, ¡enhorabuena!, es una buena forma de aprender.
- Valorarte. Quererte tal y como eres.
- Compadecerte. Cuando lo estés pasando mal, puedes sentir compasión por ti, igual que lo haces con el resto. No te machaques si encima no estás en tu mejor momento, no es lo que necesitas.
- Cambia. El cambio refleja el crecimiento personal. Así que "cree en ti, y crece."
<<LA PAZ INTERIOR NO ES NEGOCIABLE>>
