¿Y tú aceptas, o te resignas?
Muchas personas no conocen la GRAN diferencia que hay entre ambos conceptos. Si os soy sinceros, hasta que no me adentré en el mundo de la psicología, yo tampoco la percibía.
Y el cambio es abismal. Uno te permite ser libre, mientras que el otro, te mantiene atado sin opción de moverte. Un poco angustioso, ¿verdad?
"Lo que se resiste, persiste. Lo que se acepta, se transforma"
La resignación
nos hará sufrir, porque aún deseamos que la situación que no nos gusta cambie, o deje de producirse. Habrá momentos en los que me note que no hago nada para modificarla, sin embargo, en otros muchos seguiré en una posición de lucha contra ella, buscando una solución que difícilmente llegará. Y es que hay cosas que no cambian.
Mantener esta actitud por mucho tiempo, me llenará de emociones tales como: frustración, impotencia, tristeza, enfado, angustia... Sentiré que estoy atrapado y sin salida, e incluso me compadeceré de mí mismo. ¿Eso realmente nos ayuda? La respuesta es: NO.
La aceptación, por otro lado, es entender y respetar que hay una situación que no me gusta, y, ante todo, comprender que no va a cambiar, que no pasa nada por ello, y que dejaré de sufrir cuando ésta suceda. Simplemente, dejaré de desear que cambie, y por tanto, no lucharé contra ella. Asimilaré la realidad, con respeto y moviéndome hacia otros caminos que sí podré escrutar.
La aceptación me hará sentir: libertad, respeto, tolerancia, tranquilidad y estabilidad.
Aceptar nos ayuda y promueve el cambio.
"Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar" -Dalai Lama.
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Irene Rodríguez